domingo, 18 de julio de 2010

La industria naval del Brasil está renaciendo de sus cenizas

SON RÉCORD LOS NIVELES DE EMPLEO EN EL SECTOR


19 jul 2010.- El Programa de Modernización y Expansión de la Flota de Transpetro facilitó nuevas botaduras. Más astilleros se construyen en Brasil.
Por LUIZ INÁCIO DA SILVA * Brasilia

La industria naval brasileña llegó a ser la segunda mayor del mundo. En 1979, llegó a emplear a 39.000 trabajadores. En las décadas siguientes, cuando los buques y plataformas de exploración comenzaron a ser importados, el sector comenzó a declinar hasta casi convertirse en polvo. El número de trabajadores se redujo a 1.900 en 2000. Hoy, sin embargo, la industria naviera está renaciendo de sus cenizas. El sector ha superado con creces el número de empleados de la época dorada. En la actualidad convoca a 46.500 trabajadores.

Este giro fantástico se explica sobre todo por el Programa de Modernización y Expansión de la Flota de Transpetro (Promef), uno de los principales proyectos del PAC. Las órdenes de construcción de Promef implican 49 buques de gran porte. La premisa es que estas unidades deben ser construidas en Brasil y con un contenido nacional del 65% en la primera fase, y 70% en la segunda. Además, se destaca la exigencia de ser competitivos a nivel internacional.



El mes pasado asistí como jefe de Estado a la botadura del primer buque concluido: João Cândido, construido por Astillero Atlántico Sul, en Pernambuco, con 274 metros de largo, dos veces y media la distancia entre un arco y otro de la cancha del Maracanã. Días más tarde sucedió lo mismo con el segundo barco, Celso Furtado, que fue lanzado al mar en el astillero Mauá, en Niteroi, Río de Janeiro. Estamos rescatando una tradición querida en nuestro país, ya que este astillero fue fundado en 1846 por el Barón de Mauá, un pionero en la industria naval y el desarrollo industrial del Brasil.



El verdadero valor


La inmensa mayoría de trabajadores en Atlántico Sul se ganaba la vida como pescador, cortador de caña o empleado doméstico. Todos ellos fueron capacitados en tres fases hasta la calificación final de las actividades de soldador, calderero, mecánico y pintor. Ver la expresión de felicidad de los trabajadores no tiene precio. Son personas que nunca imaginaron que un día serían capaces de construir un verdadero monumento, como es el navío Joao Cándido.

El retorno de la industria naval es irreversible. Mas allá de los pedidos actuales, se espera un incremento en nuevas encomiendas generadas con el inicio de la exploración de la capa presal. Además de revitalizar antiguos astilleros como el Atlántico Sul o el Astillero Alianza de Niterói, se va a erigir una unidad en Sao Gonçalo (RJ) o el Astillero Río Grande, en Río Grande (RS), en donde se construirán ocho los cascos de plataforma para Petrobras.




Además, Wilson Hijos Group anunció recientemente la construcción de otro astillero en la misma ciudad. Otros cuatro se instalarán en el país para satisfacer la creciente demanda: Paraguaçu, en Bahía; Eisa, en Alagoas; Promar, en Ceará; Pernambuco y Corema, en Manaos. Las consecuencias de esta verdadera explosión en la industria naval se están extendiendo a toda la economía y se benefician, directa o indirectamente, todos los brasileños.






Cronista.com

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