lunes, 13 de diciembre de 2010

CAPITAL Y PROYECCION DE LA INDUSTRIA NAVAL ARGENTINA



1ª. JORNADA CICLO STORNI 2010 - ESCUELA DE DEFENSA NACIONAL. Por el Ing. Raúl Podetti.
Industria Naval Argentina: Capital y Proyección
El tema que me toca analizar en esta Jornada es "Capital y Proyección de la industria naval argentina", o sea el panorama de la inversión de constructores y reparadores de buques y su problemática en nuestro país.
¿Cuáles son las características de la inversión de capital en este sector de nuestra economía?
Contestarlo nos lleva a indagar el perfil del empresario de astilleros y talleres navales en el país desde la época de la Organización Nacional en que arranca un nuevo periodo de esta actividad.
La "Historia de la Industria Naval Argentina" de Aurelio González Climent tan documentada y seria, que cubre hasta el año 1972 y mi propia experiencia de medio siglo en esta actividad, nos ayudan a descubrirlo

En el siglo XIX y principios del XX los emprendedores de esta industria eran inmigrantes, en su mayoría del Mediterráneo, que prestaban sus servicios a una numerosa flota comercial del comercio de exportación de carne y granos y de importación de todo tipo de insumos así como del tráfico siempre activo de los nuevos inmigrantes.

Esos establecimientos estaban situados cerca de los puertos marítimos y fluviales y en particular en el Dock Sud y la Boca y en la zona del Tigre.

Los nombres emblemáticos, ligados a astilleros de antigua memoria, como Sanchez, Hansen y Puccini, por citar solo unos muy pocos, son un buen repaso de la sociología y el origen de esos nuevos argentinos, primeros de la saga de los empresarios navales. Ese repaso ya nos está diciendo algo que es común hasta ahora en todos ellos, un origen ligado profundamente a la actividad de los buques y a sus técnicas.

Hasta en empresas que han perdurado al día de hoy y otras muy cercanas en el tiempo, encontramos siempre en sus dirigentes una vida previa dedicada decisivamente a los barcos y los múltiples oficios marineros. ¿Qué fueron antes de ser empresarios? :Hay navegantes de todos los rangos y pelajes marineros (dicho con todo respeto para la querida gente de mar) , operarios calificados como carpinteros de ribera , soldadores , caldereros o mecánicos, capataces y técnicos navales y desde la inauguración de la carrera de ingeniería naval en las Universidad de Buenos Aires - merced a los esfuerzos de la Armada- hallamos una alta proporción de ingenieros navales que desde muy jóvenes se lanzaron a la industria, muchos comenzando como proyectistas y enseguida volcados a la reparación ,el alistamiento o la construcción de buques

Lo que muestra González Climent y mi conocimiento directo de los actores, es que, salvo escasas excepciones, no ha habido una inversión fundada solo en expectativas de tipo económico sino en general se trata de pequeños talleres de reparación que crecieron merced a una tenaz reinversión a través del tiempo y la repetición de tareas cada vez más complejas y por tanto mejor pagas.

En los casos que debo mencionar como distintos a este esquema, son las de empresarios importantes del campo naviero que al invertir en astilleros han hecho un clásico crecimiento vertical de su actividad mostrando al mismo tiempo su vocación y su confianza en la misma. En los años treinta tenemos el caso de Astarsa en San Fernando, que marcó una época por haber apoyado tanto el desarrollo del diseño naval de origen nacional y muy recientemente la inauguración del magnífico astillero de Punta Alvear en Santa Fe, de Ultrapetrol, dedicado a la construcción seriada de embarcaciones fluviales

Otra característica es que no ha estado presente -salvo en escasa proporción la inversión de origen externo

Hasta aquí la realidad histórica de la empresas que han estado y están presentes en la industria naval argentina. No es un juicio de valor, pero sí el planteo de hitos de reflexión sobre cómo encontrar el camino para hacer que esas empresas argentinas que evolucionaron desde pequeños talleres, creando puestos de trabajo y usando ingeniería nacional puedan seguir creciendo y al mismo tiempo atraer la inversión genuina que busca la renta en las Bolsas del país o del exterior, lo que también crea trabajo y adelanto tecnológico en el país.

No puedo dejar de pensar en el caso de Brasil que recibió para su industria naval ingentes inversiones de Japón y Holanda en el momento de su despegue y hoy sus mayores empresas de construcción civil se asocian con industriales coreanos y escandinavos ¡para establecer dos grandes astilleros de construcción cada uno mayor que el de Río Santiago!

Otra cosa importante, creo no equivocarme, al decir que todas las empresas privadas de la industria naval argentina califican como PYMES y además que los únicos astilleros con el rango de grandes, que por su infraestructura pueden construir buques mayores de 150 metros de eslora son estatales y al respecto debemos congratularnos por su persistencia en el tiempo -lo que no ha sido fácil - y su actual presencia como constructores de buques de avanzada tecnología.
Pero eso no es suficiente para un país como Argentina.

Los grandes astilleros privados del pasado anteriores o contemporáneos de los de inversion estatal ya no están, merced a las cambiantes políticas que durante décadas se ha aplicado en esta actividad.

Hoy podemos contar de norte a sur del país, al menos 18 astilleros, en el sector privado, de construcción pesada con distintos grados de actividad y diversa capacidad efectiva de construcción naval.
El crecimiento sostenido de varios de ellos los señalan como candidatos a ocupar el lugar que tuvieron antes ,por ejemplo, Astarsa, Alianza o Principe y Menghi, pudiendo convertirse en eficientes constructores de grandes navíos de diverso tipo, plataformas costa afuera o sofisticados buques especiales, de investigación o de combate.

A estos astilleros se le suman numerosos talleres de reparación alistamiento o de servicios, muchos de ellos de antigua y de reconocida experiencia.

Los astilleros de la industria naval liviana y sus acompañantes industriales suman más de cuarenta (40) establecimientos que siempre tiene avatares distintos de los de la industria pesada, pues su mercado se rige por cánones muy diferentes y afortunadamente, por su bien ganado prestigio internacional de calidad y fiel cumplimiento, está firmemente establecida en el mercado de exportación a variados destinos mundiales.

La industria concurrente de la naval o navalpartista, está formada por la más amplia cantidad de empresas diferentes que van desde las grandes acerías hasta los fabricantes de ojos de buey o de pinturas marinas. Con el crecimiento de la actividad del sector han adaptado sus líneas a los standares navales y hasta han conformado cámaras empresarias unidas a las de astilleros y talleres tradicionales para luchar juntos por el desarrollo de interés común.

Los últimos años han visto remontar la severa caída de la industria de la década del 90 en que la política era la de importar embarcaciones usadas, libres de arancel, dejando a las empresas industriales navales argentinas ante una competencia injusta y desleal y una absoluta desprotección.

Esta recuperación, que si bien es modesta todavía, tiene un indicador importante que es el aumento de la matricula en las carreras de ingeniería naval de nuestras universidades, la apertura de escuelas técnicas navales y los cursos de capacitación de operarios navales, merced a la labor mancomunada de sindicatos, empresas y el Estado.

Como buena noticia, se añade el anuncio de la elección de Argentina después de 20 años, como sede del próximo congreso ( COPINAVAL) del prestigioso Instituto Panamericano de Ingeniería Naval (IPIN) que se llevará a cabo en Buenos Aires en setiembre del 2011.

La búsqueda de soluciones e ideas superadoras para encontrar el camino del desarrollo sostenido es constante en las distintas cámaras del sector presentándolas a los Poderes públicos para convertirlas en normas legales permanentes que den seguridad jurídica a las empresas y terminen con la incertidumbre de políticas erráticas.

Una de esas ideas representa la aspiración de contar con una Ley Federal de Marina Mercante e Industria Naval, cuyas normas caigan bajo una autoridad común para ambas actividades y que posea el mayor nivel posible de jerarquía administrativa. Debería discutirse ampliamente el texto del anteproyecto entre todos los actores de la actividad y el Estado para poder elevarse al Congreso como un proyecto de ley debidamente consensuado.

La creación de una Dirección Nacional de Industria Naval en el ámbito de la Secretaría de Transportes es solo un paso inteligente de las autoridades que pondrá así en un mismo organismo, con ánimo equilibrador y armónico, la toma decisiones sobre los orígenes del equipamiento de las flotas mercantes, con la política de desarrollo de una industria que al construir buques en el país, crea trabajo, tecnología y abre el camino a un sin fin de actividades productivas y de servicios, asociadas a su gran efecto multiplicador.

El objetivo hoy, para afianzar y hacer crecer la industria de construcción naval es proteger su mercado natural que es el del cabotaje marítimo y fluvial para el que ya existe suficiente capacidad en el país por la infraestructura instalada, la calidad de su ingeniería de proyecto y la efectividad de su mano de obra especializada.

El crédito es un tema importante a mejorar en su momento pero lo primero es la imposición de normas justas en el mercado donde se desarrolla la oferta actual de los constructores navales argentinas. En el tema crediticio son bienvenidas todas las posibles modalidades que interactúan en el mundo naval, con garantías reales efectivas, de la que la Hipoteca Naval no puede estar ausente eso sí mejorada con la reubicación de la posición del crédito bancario frente a los otros privilegios.

El Leasing Naval debe ser ampliado para cubrir mayor cantidad de casos de construcción combinándolo en el período de construcción con otras formas adecuadas de garantías del armador y del astillero.

La Autoridad de aplicación común de la Ley asegurará el armónico tratamiento de los problemas de desarrollo del sector armatorial y del industrial para asegurar el crecimiento de ambos sin entorpecerse sino potenciándose.

Hoy existe un ministerio para el campo ¿tendremos también algún día, por lo menos, una secretaría para esa otra pampa que es el mar?

La jerarquización de la autoridad por supuesto no es un fin en sí mismo pero sí la seguridad de la existencia de un interlocutor válido y especializado que ejecute una Política de Estado de optimización de todos los intereses marítimos.

El buque es el mayor, más diverso en sus insumos, más caro y de mayor tiempo de elaboración de los bienes de capital que construye nuestro país, necesariamente deben existir normativas particulares que atiendan su complejidad productiva y de operación, desde su inicio en el tablero o el programa del proyectista técnico y financiero.

La ingeniería argentina debe seguir el ritmo de actualización que marcan los tiempos y para esto el Estado, que es un importante armador demandante de buques de servicios, de defensa y de seguridad, además de construirlos con mano de obra argentina debe alentar siempre la participación de la ingeniería argentina en concursos de proyectos en pié de igualdad con las ofertas extranjeras.

Lo mismo, en los casos de créditos promocionales o beneficios de concesiones nacionales en los que deben priorizarse los proyectos con máximo contenido argentino.

La continuada construcción de buques en astilleros nacionales disminuirá los costos paulatinamente y así los astilleros recuperaran su histórica participación en la exportación que llegó a ser del 30% de su producción, lo cual beneficiará también a los armadores de la bandera argentina.

Hay un futuro de progreso para industriales y armadores argentinos no bien superemos los escollos y diferencias que nos han paralizado por décadas.
Pongamos manos a la obra. Parafraseando a Ortega y Gasset, me atrevo a decir: “¡Argentinos a las cosas…de los intereses del mar y de los ríos!”

RECOPILADO POR : Daniel Estigarribia

1 comentario:

  1. Espero un gran año 2011 para la Argentina y su industria. Hace años me fui del paìs y se extraña, en este momento me encuentro en Playa del Carmen y echo de menos mi patria. En este momento estoy en un lugar muy lindo, me estoy quedando en los mejores hoteles en playa del carmen y trato de extrañar lo menos posible, por suerte estoy en un lugar hermoso. Saludos para toda la Argentina

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